Terremoto musical con Regina Orozco. Hace cantar, reír y sufrir en el Festival Cultural Ceiba
Se vivió un terremoto musical en el Festival Cultural Ceiba con el espectáculo “De chile, mole y pozole”, que Regina Orozco presentó en el XVIII Festival Cultural Ceiba ‘Arte y Magia en el Grijalva’.
El aplauso del público y su acompañamiento fueron la muestra palpable de la química que hubo entre el público y la versátil e irreverente cantante, que a la segunda rola, “La distancia”, confesó “haberse comido un mosquito”.
El repertorio “esquizofrénico” fue una mezcla de géneros, que pasó del bolero a la polka, de la música romántica al género operístico con una potente voz que hizo sufrir, reír, suspirar y llorar al respetable, en una montaña rusa de emociones.
“¿Por qué no pasar de la (María) Callas a la Marisela”, desafió la cantante?”.
En cada canción Regina, como una reina de la noche, confrontó al público, haciéndolo salir del closet para gritar y aceptar que los apegos nos llevan a ser “rastreras o chacales”, de los “hombres tóxicos, hijos de ya saben quién”.
El respetable no dejó de acompañarla desde la tercera canción, y siguiéndole el juego musical, imitó el inconfundible ruego de “Sin él”, de Marisela. “Deberíamos crear en Villahermosa un coro de las arrastradas, de las migajeras”, propuso desatando las risas.
“Me dijeron que me salvé de venir en mayo”, soltó irónica para referirse al calor que la obligó a beber varias botellas de agua, al tiempo que la intimidad de la noche envolvía a los asistentes jubilosos.
Desde Tenosique, don José Jiménez con su esposa e hijos, aplaudieron cada una de las interpretaciones, reconociendo que nunca había escuchado antes a la artista.
“Venimos a disfrutar de esta noche con la cantante Orozco”, dijeron contentos y familiarmente. “Es la primera vez que asistimos y para nosotros esta noche es memorable”.
Como visitante y padre de familia destacó la seguridad y la asistencia médica” que hubo, aún después de terminar la velada.
