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Igualdad por derecho

Igualdad por derecho

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Igualdad por derecho
Por José García Sánchez

Algunos mexicanos todavía no pueden desprenderse de los resabios de la discriminación. El sólo hecho de mencionar que todos los seres humanos son iguale se convierte en un insulto para sus aires de nobleza que ya sea por la cantidad de dinero reunido, la fama, la escolaridad, o el lugar donde viven, cualquier pretexto es bueno para crear diferencias artificiales entre los seres humanos.

La igualdad no es una idea que anunció con la actual administración o que tiene que ver con el comunismo, ni con corrientes de pensamiento extrañas o lejanas; sin embargo, la ruptura de signos y costumbres arraigadas en la sociedad mexicana que basó en la manipulación las diferencias entre unos mexicanos y otros, ahora la equidad choca con los complejos de inferioridad de muchos que se pasaron la vida creyendo que las diferencias crean superioridad y no equidad.

Los antiguos regímenes de gobierno se preocuparon por mostrar superioridad ante el resto de la población. Gobernantes y gobernados eran dos clases de mexicanos, como si se tratara de primera y segunda clase, por eso ahora muchos que derriban esos mitos son odiados, porque para algunos lo único que les hacía valer era la costumbre de sentirse superiores, y desde esa torre de marfil se daban el lujo de discriminar. Discriminar es una actitud conservadora que remite a siglos atrás en la historia de la humanidad.

El desconocimiento de la historia los condena a mostrarse como seres que carecen de sentido de humanidad, porque al pensar que hay ciudadanos de diferentes clases y con diversos valores cada quién, lo hacía sentirse aptos para el éxito, aunque en realidad nunca lo hayan conocido.

La historia de la Humanidad tiene datos y hechos que hablan de la igualdad como sinónimo de justicia, su balanza representa equidad y no discriminación por eso tienen vendados los ojos, pero no sólo eso desde los libros más antiguos, se habla de la igualdad entre los seres humanos, que lo mismo vale un pobre que un rico, y, en años posteriores, las declaraciones políticas y los acuerdos sociales, cobran leyes universales que harían pensar a los conservadores nostálgicos del pasado, que se trata de frases comunistas, cuando en realidad sólo muestran que han desdeñado la historia toda su vida.

La declaración de los derechos del Hombre, tiene como primer artículo: “Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”, esto tiene más de 234 años de haberse concebido, producto de la Revolución Francesa. El 4 de agosto de 1789, fue promulgada como ley dicha declaración. Cuenta de 30 artículos. Posteriormente la ONU lo retoma para establecer la equidad entre los ciudadanos del mundo, pero ahora en México al ver que desde el gobierno es tratado lo mismo un pordiosero que un diputado, brincan indignados ante la fragilidad de su personalidad, se ven agredidos en los valores que los hicieron sentir superiores.

En la política hay muchos casos de inconformidad de los reaccionarios, se cuestiona, por ejemplo, que la hija de un albañil y una ama de casa llegue a ser gobernadora del Estado de México, y aseguran que, por ese simple hecho, no es capaz de hacer bien su trabajo. Como si los juniors de la vieja política que gobernaron el país hubieran realizado una labor encomiable.

Y para seguir con las mujeres, se critica a la actual secretaria de Educación porque aseguran que no conoce el desarrollo de su cargo, cuando nunca repararon ni se indignaron con la ignorancia supina de personajes como Aurelio Nuño, que, además de gastarse mil 900 millones de pesos del dinero destinado a la educación de los mexicanos era egresado de la Universidad Iberoamericana con Postgrado en Oxford, y cómo dejó la SEP y en qué condición dejó a la educación del país. Pero quería ser Presidente.

Ojalá haya más hijas de albañil que ocupen cargos políticos, ojalá siempre sea un maestro el que encabece la SEP y que la mujer pueda tener cargos de relevancia como el que ahora tiene Luis María Alcalde en Gobernación. Eso es muestra de equidad y no supuestos dogmas que destruyen los mitos de la superioridad.

Es bueno que los choferes sean empresarios y las que vendían gelatinas se vuelvan candidatas a la Presidencia. Eso habla de democracia y no de monarquía.

Hay lugares donde se discrimina más que en otros en el país, estados completos, sobre todo en el norte del país, donde hay gente con más grados académicos, pero, contradictoriamente, más ignorante.
Recordemos que los nazis se creyeron superiores al respeto del mundo y la historia los exterminó. Ahora sin los judíos quienes, en nombre una superioridad de inspiración divina, exterminan y se vuelven los demonios del apocalipsis.


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