La lucha de Monreal
Triques
A la Arena México le caben 22,300 espectadores. Ricardo Monreal no llenó el recinto, a pesar del comedido acarreo que ordenó la señora alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, quien es una fiel escudera de su mentor. El senador zacatecano le quedó debiendo a más de un mexicano que consideraba que la lucha por el piso parejo era real, pero se demostró que Monreal no está en los tres primeros lugares de las preferencias de los morenistas y menos de los mexicanos.
La consigna de Monreal, en su acto nacional, es la reconciliación, la unidad, figuras retoricas que no practica en su vida política que desde el principio ha zanjado en mostrar inconformidad con las propuestas de la 4T, que choca de frente no sólo con los líderes del movimiento sino con el propio Presidente dela república.
Dividió el Senado, ante las denuncias de la gobernadora de Campeche, división que extenderá para detener otras propuestas del Presidente de la República, que podrían convertirse en una amenaza de golpe de estado legislativo, como sucedió en Brasil con Luis Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff.
Un legislativo dividido, aún en el interior del partido en el poder es un logro de Ricardo Monreal, se echó a la bolsa a una serie de senadores individualistas, poco comprometidos con un proceso democrático y muy convencidos del purismo de los límites de las atribuciones de cada cargo que superan los objetivos comunes de un movimiento conjunto.
Ahora Monreal y los conservadores saben que Monreal no tendrá las simpatías que necesita para ser candidato a la Presidencia de la República, pero sí tiene la fuerza al interior del senado para crear el ambiente de un juicio político o el llamado Lawfare, que puede tener como pretexto alguna de las muchas fake news que se han soltado desde hace cuatro años, para convertir en realidad por decreto, por mayoría legislativa o por presión mediática.
Si esa no era el objetivo de Monreal, le salió muy mal su estrategia y nadie lo cree tan ingenuo como para no pensar en este riesgo desde el inicio de su evidente rechazo a diferentes pronunciamientos del Presidente y de los funcionarios de la actual administración.
Un político con la experiencia de Monreal no puede dejar de pensar en que el mínimo resquicio de escisión en la coordinación parlamentaria del partido en el poder puede crear una seria división legislativa, con todos los riesgos que esto implica.
Monreal nunca ponderó la lealtad al protagonismo personal. Siempre sintió en su fantasiosa imaginación que la gente lo apoya y que está en las preferencias de los mexicanos y de los morenistas para ser el candidato a la Presidencia de la República cuando, en realidad, nunca ha pasado de preferencias de un solo dígito.
Su camino hacia la candidatura a la Presidencia de la República, por cualquier partido cada día se diluye más. En el PAN no cabe y en Movimiento Ciudadano tiene una posibilidad cada vez menor. El resto de los partidos apostarán por conservar el registro y con Monreal no lo lograrán.
El espectáculo de miseria popular que mostró a Monreal quién es en realidad no es tan importante para el senador todavía morenista, como la división del Senado. El simple hecho de mostrar simpatizantes dentro del recinto. Ahora, todo está listo para que los conservadores, la derecha, la oposición haya intentos de descarrilar la 4T desde ese Senado que ya está listo para cualquier intentona.
Lo sucedido en la Arena México es el inicio de una lucha particular, personal propia de Ricardo Monreal que anda tiene que ver con la 4T, ni con el presidente ni con Morena, tiene que ver con él mismo.