Mundo al Revés
Desafío
Con franqueza me quedé paralizado, hace ya casi Cuatro años, al escuchar, por las redes sociales dominantes, los gritos en Brasil tras la victoria de Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal, el ultraderechista que no ha tenido rubor para declararse a favor de la tortura, contra las mujeres en puestos públicos y los grupos minoritarios:
–¡Viva la Dictadura!
No hay precedentes de tal cosa en una nación en aparente paz. Quizá con Mussolini o con Hitler, y en México bajo la batuta de los efímeros e ilegales imperios de Iturbide, el enajenado barbudo de Miramar, López de Santa Anna o Porfirio Díaz, pero siempre para acotar derechos a cambio de obras de relumbrón –digamos al estilo de la Puebla que fue del extinto Moreno Valle, cuyo asesinato sigue siendo una de las manchas más visibles de la 4T-; podría concebirse este escenario que, equivocadamente, creímos superado y ahora nos salpica el rostro, todo el cuerpo, la vida. El mundo vota al revés, en cada una de las esferas conocidas, o se deja llevar por la manipulación mediática ahora, sobre todo, por Internet.
Los comicios en Estados Unidos en 2020 estuvieron bajo la misma pauta y colocan a nuestro gobierno, cada vez más, en situación precaria ante los tremendos intereses de la Casa Blanca que ahora pretendía usar a México, Brasil y Argentina para golpear y derribar la dictadura de Maduro en Venezuela, invadiendo este país ultrajado, una postura que no podría justificarse si la política exterior se rigiera con la Doctrina Estrada que demarca la autodeterminación de los pueblos; acaso este es el único girón de soberanía que nos queda. ¡Pero los gobiernos de Cuba y Venezuela, así como el de Nicaragua son indefendibles!
Lo que no cede es la diferencia de clases, ni bajo la autocracia ni elevando la fe democrática al estilo de quienes la ofrecen para luego instalarse en el poder por una eternidad. Esperemos que no sea el caso de México porque no sé si aguantaría el tejido social un engaño de tan altas dimensiones. AMLO, de esto, sí es capaz y las cuerdas están por romperse.
Mientras caminan las relaciones con USA, casi siempre de hinojos, mueren los migrantes en la frontera entre México y Guatemala, se reducen espacios a los miembros de la célebre caravana, ahora venezolana, para que el rescate de los mismos sea por parte por los pobladores de los municipios más humildes, quienes siempre son más generosos, dotándoles de alimentos, mantas y zapatos. El ejemplo de hospitalidad de los mexicanos contrasta con los planes desiguales y denigrantes de los gobiernos atenidos a las instrucciones y deseos antes de Trump y hoy de Biden. El primero de ellos sin duda ha sido el más antimexicano de los mandatarios estadounidenses de la historia a pesar de sus lisonjas a Andrés, el más sumiso de los mandantes mexicanos.
¿Qué pretende el presidente de México ante esta crisis que se arraiga? ¿Consultar si los miembros de su gabinete, igualmente el ampliado, merecen o no la confianza pública? ¿O pedir la opinión del dos por cierto de los empadronados para mantener al ejército patrullando las calles, debilitando a las policías estatales y municipales sin pertrechos, o si consolida a la temible guardia nacional supliendo a la infecunda gendarmería de Peña? Jamás un presidente había mentido tanto.
En buen lío estamos todos.
La Anécdota
La mayor parte de la comunidad nacional se mostró indiferente a las primeras consultas ordenadas por quien ejerce el poder omnímodo de la República, Andrés Manuel. No se diga otra cosa cuando es evidente el control que ejerce sobre el Congreso, la Conago rota –ahora debemos hablar de Alianza Federalista con diez gobernadores renuentes a aceptar las políticas fiscales del gobierno central- y la sociedad civil, puesta en el blanco del terrorismo fiscal.
La indiferencia fue igualmente el signo. Primero, rompamos la desigualdad social y después confirmemos la importancia de la democracia; más en un mundo que marcha hacia el fascismo acaso porque la democracia ha sido ya rebasada por los intereses corporativos y las grandes complicidades con los gobiernos turbios y repulsivos… como el de la TTTT.
