Marzo violento, EdoMex encabeza agresiones a las mujeres


Estado de México.- Marzo violento. México atraviesa una crisis de violencia estructural contra las mujeres que no deja de agravarse, y marzo de 2025 lo confirmó con cifras estremecedoras. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), ese mes se convirtió en el más violento en términos de agresiones físicas contra mujeres.
Tan solo en marzo, se documentaron 7,643 víctimas mujeres de lesiones dolosas, una cifra alarmante no solo por su magnitud, sino por lo que representa: cada una de estas agresiones pudo haber sido la antesala de un feminicidio.
Esto se traduce en 246 mujeres violentadas cada día, una cada 6 minutos, en calles, hogares, espacios públicos o privados, lo que deja en evidencia la incapacidad del Estado para protegerlas.
La violencia es un fenómeno nacional, hay entidades donde esta alcanza niveles desproporcionados.
El Estado de México, gobernado actualmente por Delfina Gómez Álvarez, concentra el mayor número de casos, con 6,624 víctimas entre enero y marzo, seguido por Guanajuato (2,167), Michoacán (1,100), Jalisco (1,061) y Puebla (623).
Lo más preocupante: la entidad mexiquense también lidera la tasa de incidencia con 72.6 mujeres víctimas por cada 100 mil, el mayor índice del país.
Pero la violencia no se detiene en las agresiones físicas.
El delito de extorsión contra mujeres también alcanzó niveles críticos en marzo, con 359 casos, un promedio de 11 al día. De nuevo, el Estado de México aparece en la cima con 267 víctimas, seguido por Guanajuato (168), Nuevo León (104), Ciudad de México (101) y Veracruz (95).
Estas cifras nos hablan de mujeres acosadas, amenazadas, y muchas veces silenciadas por miedo a represalias, con una sensación de desprotección cada vez más común.
Como si no bastara, el mismo mes registró una cifra histórica de 222 casos de corrupción de menores con víctimas mujeres, lo cual evidencia una realidad aún más atroz: la violencia de género está alcanzando con mayor frecuencia a niñas y adolescentes. Esta situación no puede seguir normalizándose.
Estas cifras no solo exigen respuestas inmediatas y estructurales del gobierno federal y de los gobiernos estatales, sino también una profunda reflexión social.
La violencia contra las mujeres no es un hecho aislado ni un fenómeno esporádico: es el resultado de años de impunidad, machismo institucional y políticas públicas reactivas e insuficientes.
Es una deuda histórica que no se salda con discursos, sino con acciones efectivas: prevención, educación con enfoque de género, atención integral a las víctimas, castigo ejemplar a los agresores y fortalecimiento de las instituciones de justicia.
La pregunta hoy no es si se puede hacer más, sino por qué no se ha hecho ya. Las mujeres de México no pueden esperar a la próxima estadística.