El Papa León XIV presenta la Carta Apostólica para el nuevo nuncio en Irak: un llamado a la humildad, la comunión y la paz

Ciudad del Vaticano. En una emotiva ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro, el Papa León XIV presentó la Carta Apostólica con la que nombra a Monseñor Mirosław Stanisław Wachowski como arzobispo titular de Villamagna Proconsular y nuncio apostólico ante la República de Irak, subrayando que su misión será “servir a la comunión y a la paz, no a los intereses particulares”.
El Pontífice comenzó su mensaje con palabras de júbilo:
“Hoy la Iglesia de Roma se regocija junto con la Iglesia universal, exultando por el don de un nuevo obispo: Mons. Mirosław Stanisław Wachowski, hijo de la tierra polaca”.
El lema episcopal elegido por Wachowski, “Gloria Deo, Pax Hominibus” —Gloria a Dios, paz a los hombres—, fue interpretado por el Papa como una síntesis del compromiso cristiano: “buscar siempre que la gloria de Dios resplandezca en la paz entre los hombres”.
Un ministerio fundado en la humildad
León XIV dedicó una parte sustancial de su Carta a reflexionar sobre las virtudes del obispo como servidor del Evangelio, recordando que su primera lección es la humildad. A partir de la parábola del fariseo y el publicano, el Papa destacó que el verdadero pastor es aquel que reconoce su pequeñez ante Dios:
“No la humildad de las palabras, sino la que habita en el corazón de quien sabe que es siervo, no amo; pastor, no dueño del rebaño”.
El Pontífice evocó la oración silenciosa de los fieles de Oriente como símbolo de esa humildad viva en el corazón de la Iglesia: “El publicano del Evangelio tiene el rostro de tantos creyentes de Mesopotamia que, en silencio, siguen diciendo: Dios, ten piedad de mí, que soy pecador”.
De Polonia a Mesopotamia: una vocación de servicio
Recordando los orígenes de Wachowski en una familia campesina del norte de Polonia, el Papa señaló que su nueva misión en Irak requerirá la misma paciencia y fidelidad que caracterizan al trabajo de la tierra:
“El obispo está llamado a sembrar con paciencia, a cultivar con respeto, a aguardar con esperanza. Es guardián, no propietario; hombre de oración, no de posesión”.
El Papa León XIV repasó la trayectoria diplomática del nuevo nuncio, quien ha servido a la Santa Sede en Senegal, Polonia, Viena y en la Secretaría de Estado, donde fue Subsecretario para las Relaciones con los Estados. “Has vivido la diplomacia como obediencia a la verdad del Evangelio, con discreción, respeto y dedicación”, subrayó el Pontífice.
Una misión de paz en una tierra de esperanza
Al referirse a Irak, León XIV destacó el valor simbólico y pastoral de esta nueva misión, en un país que “conserva la huella de la fe apostólica” y que ha sido “marcado por el dolor y el deseo de renacer”.
Recordó que la presencia cristiana en Mesopotamia se remonta a los apóstoles Tomás, Addai y Mari, y que, pese a la violencia sufrida en las últimas décadas, “la voz de aquellos que fueron privados de la vida no se apaga; hoy rezan por Irak y por la paz en el mundo”.
El Papa evocó también la histórica visita del Papa Francisco en 2021, quien llegó como “peregrino de fraternidad”, y citó sus palabras sobre la misión de la Iglesia en esa región:
“Dios ha creado a los seres humanos iguales en dignidad y derechos, nos llama a difundir amor, bondad y concordia”.
“Un nuncio no es un diplomático cualquiera”
En su carta, León XIV recordó las enseñanzas de Pablo VI sobre la figura del nuncio apostólico: “Es signo de la solicitud del Sucesor de Pedro por todas las Iglesias”, y su papel es fortalecer los lazos de comunión y tender puentes con las autoridades civiles y religiosas.
“El Nuncio Apostólico no es un diplomático cualquiera: es el rostro de una Iglesia que acompaña, consuela y tiende puentes. Su tarea no es defender intereses particulares, sino servir a la comunión”, escribió el Papa.
Un llamado final a la paz y al testimonio
Antes de concluir, el Papa León XIV encomendó la misión de Wachowski a la intercesión de María, Reina de la Paz, y de los santos de Irak, pidiéndole que encarne la diplomacia del Evangelio con mansedumbre y escucha:
“Sé siempre hombre de comunión y de silencio, de escucha y de diálogo. En Irak, el pueblo te reconocerá no por lo que digas, sino por cómo ames”.
Con una oración final, el Pontífice pidió que “la gloria de Dios ilumine su camino y que la paz de Cristo habite dondequiera que ponga sus pasos”, sellando así el inicio del nuevo servicio diplomático del arzobispo Wachowski al frente de la Nunciatura Apostólica en Irak.
