Dos discursos: Claudia con idea de gobierno; Xóchitl con idea de confrontación José Luis Camacho Acevedo
Por José Luis Camacho
El primer domingo del pasado 20 de noviembre, la candidata del Frente Amplio, Xóchitl Gálvez, se anotó un buen punto mediático al iniciar su campaña en Coyuca de Benítez, al lado de los pobladores de ese lugar que siguen sufriendo los estragos del huracán Otis.
La gente de Coyuca de Benítez, como mucha de la de Acapulco, sigue sin agua, sin electricidad y con el temor del vandalismo ahora perpetrado por el crimen organizado.
Iniciando su campaña en el lugar de la tragedia, lugar que sigue sin visitar el presidente López Obrador, Gálvez volvió a reclamar la ineficiencia del gobierno, sus visos de corrupción y la absurda idea de que éste no es momento de estar presentes en el fovo de la desgracia.
Pero la precandidata del Frente Amplio, en su discurso inicial de precampaña, no transmitió ni una sola idea de lo que para ella debe ser la forma de gobernar a un país con una problemática tan aguda como es el nuestro.
Ese mismo 20 de noviembre, al medio día Claudia Sheinbaum tomó protesta como candidata única de Morena y sus aliados a la presidencia de la república.
A diferencia del tono bravucón, pero sin propuestas, Sheinbaum, trazó lo que sería, en caso de ganar las elecciones, un nuevo modelo de país.
Seguridad, el campo, salud, educación, cambio climático, diálogo con todos los sectores productivos, se escucharon entre sus pronunciamientos más destacados.
Xóchitl sigue encerrada en la idea de que la denuncia de un mal gobierno, en lo que le asiste la razón en muchos casos, es el camino para lograr que los mexicanos vayan a votar por ella.
No es eso lo que están esperando los millones de pobres que hay en México.
Ellos anhelan un gobierno que les otorgue seguridad pública, igual que el salir de la pobreza y el tener la posibilidad de un empleo que les permita vivir con dignidad.
Son dos visiones de México.
La de Claudia, que plantea una idea de gobierno.
La de Xóchitl, el patíbulo para muchos del actual régimen.
En ambos casos existen posiciones rescatables.
Pero la gente ya no está para seguir esperando.
Lo que urge es salir del hoyo en el que nos encontramos.