La política callejera
Las diferencias van a la calle. Peligro latente de la violencia.
Por Arturo Ríos Ruiz
La marcha del 13 de noviembre pasado repercutió en enojo mayúsculo del presidente y su reacción fue inmediata, tal vez sintió que le ganaron las calles que por tantos años fue su escenario para mantener su lucha por la Presidencia.
Se despojó de su delicada representación del país, para regresar a su verdadera vocación que es la movilización al aire libre, la arenga y convertirse en el centro principal de loas, aplausos y entrega de sus seguidores.
Con esa actitud ha sido tundido de muchas maneras y los analistas y críticos lo han calificado desde berrinchudo hasta de actitudes infantiles peleando un juguete que es la vía pública que estima es de su propiedad.
Sus colaboradores, en aras de mantener su posición en el gabinete, gobernadores, alcaldes y demás cargos, inmediatamente corearon la orden marcada con su declaración y se entregan a la inquietud del mandatario.
De tal manera que se inaugura otra etapa de las discrepancias naturales en todo el mundo democrático, en el que se presentan diferencias ideológicas y se manifiestan de diferentes maneras los opositores, aquí llamados por el titular del Ejecutivo, adversarios, pero en el fondo de su alma, para él son enemigos.
Esta ocasión las diferencias se van a las calles en mismo día 27, lo que consideramos un alto riesgo que debe tomarse muy en serio no sea que la violencia estalle que sería desastroso. Ya se anunció que los antagonistas marcharán el mismo día y convocan con el enunciado “La Marea Rosa”.
Se conoce que la llamada “Marcha de la Venganza” partirá de la Columna de la Independencia para finalizar en la plancha del Zócalo para revivir aquellos tiempos de su campaña permanente desde hace 18 años.
Así, cerrar con el consabido discurso que sin duda explotará en tronantes palmas y vivas para llenarlo de incienso como de hace gozar su espíritu.
Aún hay el dato de la trayectoria que seguirán los de la Marea Rosa, por es recomendable tomar medidas prudentes y ni que por asomo sea cercano a la preparada por el presidente para evitar choques entre fanáticos de ambas partes.
Este escenario nos parece rudimentario, es una competencia inútil que incita a la violencia y que tiene su epicentro desde Palacio, búnker del presidente, pues es una reacción impropia del mandatario de todo el país carente de cordura y envuelto en el egocentrismo y un primitivo desquite.
La osadía del intento de disolver el INE y convertirlo en un “florero” más para manipularlo a conveniencia electoral es muy visible ese propósito y un trastocar a la Democracia que indica la libertad y respeto a las decisiones ciudadanas con el sufragio; que, en 2018, en el caso del presidente fue reconocido y aplicado.
La Libertad de expresión es un rubro constitucional y hasta hoy, no se conoce si las feministas, en efecto, tienen o tenían apartado el Ángel para expresarse el mismo 27, lo mismo con FRENAAA, que indicaron que igual marcarían en la misma fecha con destino a la Plaza de la Revolución.
A los vagos se les denomina “Callejeros” y ahora la política ha bajado a ese nivel con los riesgos revoltosos que ello conlleva, que esperamos jamás se presenten.
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