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Más allá del duelo

Más allá del duelo

Más allá del duelo
Por Ivette Estrada

Después de una catástrofe o gran pérdida el mundo ya no es igual. Pero tampoco nosotros. El duelo no tiene tiempo, puede perdurar siempre, pero la manera de afrontar las grandes pérdidas puede forjar de manera inaudita nuestra propia resiliencia o ser el principio del fin para muchas cosas.

¿Qué pasa con las tragedias a nivel empresarial? El mismo esquema parece repetirse. La dicotomía prevalece.

Ana Michelle Concepción, couch de vida y salud, Licenciada en Administración de empresas y consultora de diversas trasnacionales, es sobreviviente también de un huracán en su natal Puerto Rico hace seis años.

Con más de 27 años en mentoring y una certificación que data de un quinquenio, ella se especializa en la generación de resiliencia a través de un proceso de tres pasos: serenidad, compañía y apoyo comunal.

“Una irrupción como un desastre natural nos sume en la histeria y el caos. Ante este estado anímico se pierde claridad y rumbo. Lo primero entonces es calmarnos para detectar qué puede hacer cada uno de nosotros ante la destrucción. Esto en sentido real o figurado”, dice la líder transformacional.

La calma nos permite reinventarnos y catapultar nuestra creatividad y generación de ideas.

“Es en un estado de serenidad como podemos establecer ideas y soluciones, como podremos detectar cómo nos adoptamos a nuevas realidades”, asegura quien cree que el orden interno es el antídoto perfecto ante la ansiedad, estrés, miedo, pérdida de control, trastornos de estrés…la primera meta es regresar a nuestro centro.

La calma llega después de un proceso de introspección en el que detectamos nuestro estrés, desequilibrio, impotencia, coraje… debemos reconocer las emociones temporales, porque éstas no estarán ahí para siempre. Desaparecerán. Pero debemos reconocerlas bajo la óptica de que no estarán ahí para siempre.

Nuestro gran reto ante una crisis es lograr tranquilidad porque sólo de esta manera se lograrán controlar las reacciones. “En este primer paso es posible poner orden incluso en nuestra percepción. Analizar lo que escucho y veo. Es posible que tendamos a sobre informarnos pero debemos elegir a qué le prestamos atención”, dice Concepción.

La calma permite establecer un plan de emergencia. Puede ser qué hacer para la búsqueda de alimentación y recursos diversos de sobrevivencia o simplemente cómo reaprendemos a respirar y subsistir después de la pérdida de un ser querido, por ejemplo.

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No te quedes solo

El siguiente paso es buscar apoyo emocional de distintas fuentes: familia, amigos, comunidades, especialistas…esto es contrario a una tendencia perniciosa y natural hacia el aislamiento que ocurre ante una emergencia o pérdida. “Lo idóneo es buscar compañía de la pareja, de un amigo e incluso una mascota”.

Buscar compañía también implica aprender a expresar lo que necesitamos. El tercer paso para alcanzar la resiliencia es asumir que unidos podemos trabajar para un fin común.

_¿Y qué pasa con nuestra psique cuando vivimos en un entorno de guerra como ocurre ahora?, más allá del impacto económico por la falta de granos y energñia, por ejemplos, ¡psicológicamente nos afecta?

_El mundo sería mejor sin guerras internas. La guerra más grande es la que cada uno sostiene consigo mismo. Bajo este enfoque, nuestra paz es “el grano de arena” que podemos aportar al mundo. Nuestra propia reconciliación es el punto de partida para la paz y creación.


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