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Zedillo, el padre del desorden social

Zedillo, el padre del desorden social

Zedillo, el padre del desorden social
Expedientes MX

El ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León minó a todo un país. Su sexenio, simplemente fue un abanico de omisiones y de graves errores que le costaron al país entrar a las turbulentas aguas de la desorganización social. En otras palabras, muertos y desaparecidos por todos lados.

 Luego de asumir de manera integral políticas prohibicionistas en materia de tráfico de drogas, engendró así a lo largo de estos lustros decenas de miles de muertos, desaparecidos y desplazados, el mismo Zedillo reconoció que se “equivocó” al aplicar una estrategia mal formulada durante su sexenio.

Ello se tradujo en un rotundo fracaso, y cuyos costos, han sido el lastre más pesado para la sociedad mexicana en materia de inseguridad a causa de la violencia perpetrada por el crimen organizado.

Uno de sus más cercanos colaboradores, el llamado zar antinarcóticos, el general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, fue detenido y condenado a 40 años de prisión por complicidad con diversos capos líderes de grupos delictivos.

Durante su gobierno tuvieron lugar también dos masacres que cimbraron a la opinión pública nacional y mundial, como lo fueron los casos de Acteal en Chiapas y de Aguas Blancas en Guerrero: en ambos la impunidad reinó y los culpables de quienes se sospecha fuertemente —que eran funcionarios del gobierno— nunca fueron llevados a prisión y sí varios indígenas usados como chivos expiatorios, que terminaron muertos injustamente en cárceles del país pagando por delitos que nunca cometieron.

A un año de iniciada la gestión zedillista, el 28 de junio de 1995 en el vado de Aguas Blancas, en Guerrero, varios elementos de la policía estatal asesinaron a 17 integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) que se dirigían a un mitin político en la población de Atoyac de Álvarez.

Dos años después, el 18 de febrero de 1997, en una reunión de altos mandos castrenses en la Secretaría de la Defensa Nacional, el general secretario Enrique Cervantes Aguirre dio a conocer la destitución del divisionario Jesús Gutiérrez Rebollo, director del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, por sus nexos con Amado Carrillo Fuentes, narcotraficante mejor conocido como El señor de los cielos, jefe del Cártel de Juárez.

Meses después llegaba una masacre más que cimbró al país y al mundo entero y que quizá marcó de manera más negativa el mandato de Ernesto Zedillo: la mañana del 22 de diciembre de 1997 se atacó a los habitantes de la comunidad de Acteal, municipio de Chenalhó, en Chiapas.

Me tocó reportear el caso y simplemente esto fue una infamia. Los acusados: 84 indígenas. El modo de hacer la investigación, la PGR de Jorge Madrazo, uso a un testigo que apenas hablaba español. Después de años los liberaron, —los que quedaron vivos muchos murieron en reclusión. Los autores intelectuales siguen impunes.

En septiembre de 2011 se interpuso una demanda en contra de Ernesto Zedillo por su posible responsabilidad en el caso Acteal. A pesar de ello, en septiembre de 2012 Estados Unidos decidió conceder inmunidad al ex mandatario, quedando así blindado frente al posible resultado adverso de la demanda presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Zedillo hoy forma parte de una comisión de la ONU que promueve justamente la despenalización de la droga. Es incongruente estar ahí y haberse opuesto a ello. Como presidente de la República actuó en función de los intereses del Estado y hoy es un personaje sin representación nacional.

La ola de legalización de las drogas es relativamente reciente con menos de 15 años y que tiene su base en los intereses sociales de la ciudadanía en Estados Unidos, donde la droga es un mecanismo de estupidización y control social.

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En el sexenio 1994-2000, los cárteles de la droga operaban como mecanismos de traslado de productos del sur al norte y de las zonas de siembra hacia Estados Unidos. Los narcos no eran, por así decirlo, un problema de seguridad nacional, a excepción del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en mayo de 1993, como parte de la guerra de los Beltrán Leyva con el grupo de El Chapo.

La crisis llegó después: la droga que se quedó en manos de los narcos se dedicó al consumo y vino luego la lucha entre los cárteles por el control de rutas, plazas y zonas de dominación.

Con el beneplácito del Estado, durante la presidencia de Zedillo los cárteles fueron tolerados para controlar el tráfico. Vicente Fox se declara hoy partidario de la legalización de las drogas y Felipe Calderón no ha dicho nada.

El ex presidente Zedillo apoyó el florecimiento de los grandes cárteles de las drogas porque dedicó a la entonces PGR y organismos de inteligencia del Estado a espiar y filtrar expedientes judiciales y conversaciones telefónicas privadas.

Fue el inicio del festín de las filtraciones ilegales y la erosión de la justicia. Y ahí comenzó todo, un escenario catastrófico que aun se sigue implantando con miles de muertos y desaparecidos. Habrá que preguntarle al presidente AMLO…¿cuál es la diferencia entre aquellos y él?

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